Mientras tanto, en el cielo, Khaleesi seguía indignada por la indulgencia carnal de Vaan con su hijita.
Aunque intentaba no expresar su enojo, la indignación de un ser de Rango 5 provocó un cambio drástico en el clima.
Casi parecía como si el cielo la ayudara a expresar sus furiosas emociones.
—¡Esto es ridículo! ¿Cómo pueden los humanos participar en un acto tan sagrado de manera tan vergonzosa y vulgar?! ¡No hay decencia o elegancia en su unión! ¡Esto es una blasfemia! ¡Ese pequeño bastardo se atreve a hacer que nuestro preciado bebé suene tan vulgar...! —Khaleesi rechinó los dientes con estrépito.
Aunque ya no veía lo que estaba sucediendo, aún podía escuchar y entender la situación con magia sonora.
—Tranquilízate, Khaleesi. Aunque nuestra hija esté emitiendo esos ruidos vulgares, la unión que está realizando con Vaan quizás no sea tan indecente y mala como parece —Narvim intentó apaciguar a su esposa, pero al mismo tiempo, también intentaba convencerse a sí mismo.