—Esto... no tiene sentido —Cyrena frunció el ceño confundida.
—Sólo han pasado unas horas desde que recibimos cartas de la Alta Bruja Beth, el Señor de Aguas de Lobo, el Señor de Eastcliff y el otro grupo de comerciantes. Razonablemente pensando, no deberían haber sabido que planeábamos rechazar sus invitaciones, así que aún no los hemos ofendido.
—Así que este tipo de intento contra tu vida no parece ser algo que harían ahora, Señora Solana —mencionó Cyrena.
—Tienes razón, Cyrena —Solana estuvo de acuerdo con el pensamiento de Cyrena, todavía furiosa por la muerte de Marilla—. Estas tácticas sucias deben pertenecer a otro grupo. Y sea cual sea ese grupo, no creo que tengan ningún interés en negociar con nosotros sobre las propiedades centrales.
—Si lo hicieran, entonces lo que hicieron aquí fue una idea extremadamente estúpida. ¡Prefiero vender las propiedades a un perro antes que venderlas a ellos! ¡Me han enfurecido! —Solana juró vengar la muerte de Marilla.