Espíritus en el Trabajo

Poco después de que Sibila desapareciera del espacio subterráneo, Henrietta reabrió los ojos con un suave suspiro, lamentando el destino de la humanidad.

«Codicia, traición, guerra... Enjuagar y repetir. La humanidad nunca aprende de sus errores... Nunca unida, siempre desconfiada, siempre odiando».

Henrietta ya había enseñado a las otras Brujas Trascendentes el secreto para volverse más fuertes múltiples veces en el pasado. Les había dicho que el truco residía en la utilización, no en la acumulación del poder propio.

Sin aplicar la utilización, su poder divino sería tan fuerte como el de cualquier otra Bruja Trascendente.

Sin embargo, era una pena que nadie le creyera a pesar de que a todas se les otorgaron iguales oportunidades. En última instancia, simplemente tenían diferencias en talentos.

Si Sibila y las otras Brujas Trascendentes no se sintieran tan con derecho que consideraban su generosidad como un privilegio, ella podría haber seguido ayudándolas.