¡Adiós Ciudad de la Luna!

El cuerpo de Isaac se estremeció cuando su mano fue removida a la fuerza de la superficie de la roca. Sus ojos se abrieron de golpe y sintió un sudor frío recorriendo su espalda.

—¡Espectro! —escuchó un grito emocionado detrás de él.

Giró lentamente su cuerpo y vio a Darth e Iah esperándolo con pequeñas sonrisas.

—¡Lo lograste! —dijo Darth y le dio una palmada en el hombro—. ¡Excelente!

Isaac suspiró y asintió.

—Tú también tuviste éxito, ¿verdad?

Darth asintió, pero una mirada conflictiva estaba en su rostro.

—No fue tan fácil como pensaba.

—¿Cuál fue tu miedo? —preguntó Isaac con curiosidad.

Darth se rió.

—Parece que mi mayor miedo son los insectos. —Se estremeció solo con el pensamiento.

Fue atacado por cientos de insectos, y tuvo que usar casi todas sus flechas explosivas para matarlos. Isaac mordió su labio, tratando de no reírse.

—Winterland ni siquiera tiene insectos —suspiró Darth—. ¿Por qué el juego decidió que temería a los insectos cuando nunca he visto uno?