Sulo y el resto de los miembros de los Diez Ladrones aterrizaron en el suelo con la ayuda de la cuerda. Esperaban ver a su Capitán, y lo hicieron... Pero no en la condición que esperaban.
Vieron a Rob tirado en el suelo como un cadáver con líquido azul goteando de su cabeza y su rostro mostrando desesperación.
—¡Capitán! —gritaron con incredulidad y no podían creer lo que estaban viendo.
¡Su Capitán, quien los había liderado por más de 10 años, está muerto!
Sulo se secó las lágrimas y miró con rabia hacia la oscuridad—. ¡Sal, cobarde! ¡Lucha como un hombre!
El resto de los Diez Ladrones también se veían enfurecidos y no solo planeaban matarlo; harían que sufriera de todas las formas posibles.
—Jaja... —una risa se escuchó desde la oscuridad.
—¿Qué es tan gracioso? —Sulo gritó con una mirada enfurecida.