Sebastián apareció en el comedor con bandejas de comida deliciosamente atractiva. Colocó los platos ordenadamente en la mesa mientras el aroma de la comida lograba llegar hasta la nariz de Isaac.
—Mmm… —Madison cerró los ojos con satisfacción y sonrió—. Sebastián, te has esmerado, ¿verdad?
Sebastián sonrió y se apartó a un lado.
—La comida está servida.
Isaac, Madison y Malcolm se levantaron y se sentaron alrededor de la mesa del comedor. La comida todavía estaba muy caliente, pero apenas podían resistir dar un bocado. Isaac agarró el tenedor metálico y tomó un trozo del entrecot. Una vez que hizo eso, los jugos comenzaron a salir del interior del entrecot, haciendo que Isaac tragara saliva. Su mano tembló, y deseaba desesperadamente tomar un trozo, pero se quemaría la lengua.
—El filete se llama Entrecot —Sebastián explicó—. Su combinación de lujosa ternura y gran sabor a carne lo convierte en uno de los mejores filetes del mundo.