—¿Eh? El Jugador se agitó hacia atrás, casi chocando con los jugadores detrás de él.
—¿Qué demonios...? Escalofríos recorrieron su espalda, haciendo que su cuerpo se estremeciera y se encogiera cada vez que se encontraba con los ojos grises de Isaac.
—Haahh... Isaac pasó la mano por su cabello y pasó junto al ambicioso Jugador.
Después de ser empujado a un lado, el Jugador despertó de su estupor y se dio la vuelta para mirar la espalda de Isaac alejándose.
—¡Deberías cuidar tu espalda! —El Jugador intentó salvar toda la cara que le quedaba—. ¡La ignorancia es estupidez!
Isaac echó un vistazo detrás de él y sonrió.
—Estupidez... Claro.
Apartó la mirada del hombre mezquino y procedió a alejarse aún más de la multitud de jugadores codiciosos, que tenían tanto tentación como cautela en sus ojos.
La tentación de robar el boleto dorado, cautela ante la posible consecuencia de intentar hacerlo.