El cuerpo del Dios Zeus crepitaba en relámpagos mientras se preparaba para defenderse del vómito de lava. En su mano, apareció un enorme rayo con picos eléctricos azules girando alrededor.
Instantáneamente, la atmósfera se volvió tensa y llena de presión. El único rayo causó que todos los relámpagos del cielo dejaran de existir. Actualmente, el único relámpago en el mundo era el que Dios Zeus sostenía en su agarre.
—¡Raaah! Los ojos del Dios Zeus mostraban emitir corrientes de electricidad. Dejaban un profundo y largo rastro de relámpagos detrás de él que obligaba a todos los que estaban cerca a apartarse.
El Dios Ares sacó un escudo de la grieta en el espacio y lo colocó frente a él.
La lava se acercaba más.
Luego, el Dios Hermes clavó su brazo dentro de su torso. Sin embargo, la escena que debería haber sucedido no pasó. En cambio, su torso estaba intacto, con una pequeña grieta dorada separando su cuerpo.