Tap, tap, tap.
El salón delantero estaba desordenado debido a todos los trozos de escombros rotos.
Los soldados vestidos con trajes de protección miraban hacia la entrada con anticipación y optimismo porque creían que finalmente habían llegado sus refuerzos.
Isaac frunció el ceño y sintió que el peso sobre sus hombros empeoraba continuamente.
Tap, tap, tap.
Un hombre solitario caminaba a través de la puerta dañada y entraba en el salón delantero del edificio mientras se sacudía la tierra de sus grandes hombros. Debido a esa única acción, había un peso inexplicable en el aire, como si estuvieran frente a alguien con quien no debían meterse.
Tenía el cabello rubio cortado al ras, y sus características faciales eran prominentes. Su físico era de constitución atlética y delgada, y cuando se combinaba con su bigote recortado, daba la impresión de ser un caballero recto.
Sin embargo, vestía un chándal negro y zapatillas deportivas, lo que desentonaba con su buena apariencia general.