TIC-tac.

TIC-tac, TIC-tac.

En el cielo, un reloj nebuloso con clase rota brillaba debajo de una esfera verdosa, el sol. Las manecillas del reloj avanzaban lentamente en sentido horario, el sonido resonando por doquier.

«Interesante…» murmuró Isaac mientras acariciaba su barbilla sin barba. Luego, dirigió su atención al entorno. Mientras el suelo parecía terrible, el bosque cercano florecía junto a las altas montañas y colinas.

Sin embargo, eso no atrajo su atención. Un poco más lejos, parecía haber una gran ciudad. Fábricas abandonadas adornaban la mitad de la ciudad, las altas chimeneas enviando capas de humo al cielo.

«¿Estoy solo aquí?» se preguntó Isaac. Sin embargo, los mensajes le hicieron pensar lo contrario. Con un mensaje así, sería improbable. Sin embargo, ¿quién más podría encontrar este lugar?

¿O había más entradas donde tanto Jugadores como Humanos de Nueva Generación pudieran entrar?