¡Poderoso Thor!

En algún lugar de Invierno. Un viento frío soplaba sobre una prisión en forma de octágono. Cuatro torres de vigilancia altas mantenían un ojo en los reclusos. Un cielo grisáceo, combinado con la nieve que caía, creaba una atmósfera de inhumanidad y crudeza. Los rugidos de los reclusos resonaban de fondo.

Un hombre de cabello negro corto escuchaba los rugidos con los ojos cerrados. La celda de prisión era pequeña, con una litera, un pequeño inodoro y un lavabo. En la parte superior de la litera, un hombre grande con una barriga redonda y una barba hasta el estómago roncaba ruidosamente.

Clang, clang. En ese momento, un Guardia de la Prisión hizo sonar sus llaves contra los barrotes de la prisión, —¡Oliver! Tienes un visitante!

Oliver abrió los ojos y se levantó de la cama. Se dio la vuelta y extendió las manos hacia los barrotes de la prisión. El Guardia agarró sus muñecas y las esposó.