La muerte de...

La batalla se libraba en el espacio. Los cadáveres flotaban, algunos congelados, y otros estaban a punto. Cada batalla tenía suficiente poder para romper una luna. Dios Zeus convocó varios rayos y los lanzó a cientos de demonios. Fueron instantáneamente carbonizados hasta convertirse en cenizas. Después de matarlos, su mirada se dirigió al resto de los Señores Demonio. Ellos estaban observando la batalla sin entusiasmo, como si no valiera su tiempo. Un poco más lejos, Simo se movía entre los ataques de los demonios y luego apretó el gatillo, lo que envió un rayo de fuego a través del espacio. Los demonios gritaron de agonía antes de convertirse en cenizas.

—¡Lobos de Fuego! —gritó Simo, y convocó cientos de lobos de fuego, que atacaron a los demonios con voracidad.

Tenía la habilidad de convocar criaturas de fuego, pero esa no era toda su fuerza. Su verdadera fuerza radicaba en sus habilidades basadas en la nieve. Aprendió algunas habilidades de fuego para equilibrar su poder.