El débil [3]

Un incómodo silencio envolvía la azotea. Aparte del ocasional trino de los pájaros volando en el cielo, ningún otro sonido resonaba en el espacio.

—Paso —Paso —Paso

Llegando al borde de la azotea, parándose junto a mí, Kevin colocó sus manos en el barandal y miró hacia Hollberg en la distancia.

Aparte de los ocasionales chillidos de ambulancia que venían desde abajo, la ciudad de Hollberg se veía tranquila y apacible.

Mientras Kevin y yo observábamos la ciudad en silencio, una atmósfera extraña pero relajante nos envolvía. Era como si todas nuestras preocupaciones se hubieran ido por un breve instante.

Durante un corto período de tiempo, ninguno de los dos habló. Solo observamos tranquilamente la ciudad debajo de nosotros.

—Es pacífico, ¿verdad?

Después de una breve pausa, rompiendo el silencio, mientras miraba la ciudad debajo de él, Kevin abrió la boca.

—Sí que lo es...

Asintiendo con la cabeza mientras mantenía mis ojos en la ciudad debajo, respondí.