Sábado, 12:00 P.M. De pie frente a una gran puerta de madera, con una sonrisa en mi rostro, toqué el timbre. —¡Ding! ¡Dong!
—¡Voy!
Instantáneamente una voz nítida resonó al otro lado de la puerta. Poco después, una hermosa mujer vino a recibirme en la puerta. —¡Clank!
—¡Ren!
Justo cuando la puerta se abrió, sin perder un segundo, mi mamá me lanzó encima.
—Kh... Es bueno verte, mamá.
Esta vez estaba preparado. Tensionando mis músculos, resistí el impacto que vino del abrazo de mi madre. Palpando mi cuerpo por todas partes, fui bombardeado instantáneamente con preguntas.
—Oh Ren, gracias a Dios estás bien. ¿Todo está bien en la academia? ¿Han venido más demonios a hacerte daño? ¿Te trataron bien en la academia? ¿Cómo se atreve ese vil demonio...?
De repente el rostro de mi madre se volvió oscuro. Notando esto, puse mi mano en su hombro y la consolé.
—Mamá, está bien. Estoy bien.