Nuevo profesor [2]

—¡Ding!

—¡Este juego está bugueado! ¡Bugueado, digo!

Una notificación repentina en el reloj inteligente obstruyó la pantalla del juego en un momento crucial. Mónica, que estaba descansando en su sofá, rugió y lanzó su teléfono al otro lado de la habitación.

—¿Perdiste otra vez?

Con los ojos en su portátil, Donna levantó la mano y el teléfono se detuvo en el aire.

—¡Donna! ¡El juego se bugueó, lo juro!

Saltando en el sofá, Mónica protestó. La cara de Donna permaneció estoica.

—Eso fue lo que dijiste la última vez.

—Ghhh... ¡esta vez es en serio!

—Seguro, seguro, lo que tú digas.

Esta era la cuarta vez que Mónica decía lo mismo. A este punto, era evidente que Mónica simplemente era una mal perdedora.

—¡Plack!

Cerrando la laptop, Donna se recostó en su silla. Con los brazos cruzados, Donna miró escépticamente a Mónica.

—Por cierto, Mónica, ¿cómo conseguiste permiso para enseñar a los estudiantes tan temprano?