Dentro de una habitación oscura, una fuerte bofetada resonó.
—¡Pam!
—Oye, despierta.
Con la cabeza calva, una barba blanca tan larga que parecía que no se había cortado en meses, y la piel azulada-púrpura, una criatura que se asemejaba a un enano habló con un tono ronco.
—Si no te despiertas en menos de un minuto, te haré sentir algo peor que la bofetada anterior.
Un aura maliciosa revoloteaba alrededor del enano de color azul mientras miraba al frente. Allí estaba sentado un enano frágil y anciano.
Cabeza calva, cabello trenzado y rostro arrugado; el enano no era otro que Jomnuk.
El único enano que conocía el código de acceso del sistema de seguridad. En ese momento, tenía ambos ojos cerrados y sus manos estaban sujetas en una gran silla metálica. Llevaba una vestimenta gris de una sola pieza y toda su barba estaba sin trenzar.
Como era difícil identificar artefactos, decidieron despojar a Jomnuk de todo.