—Propongo que Waylan Roshfield sea exiliado de Henlour.
Una voz áspera resonó dentro del salón. El dueño de la voz era un enano que estaba sentado en el lado derecho de la mesa semicircular. Tenía pelo gris claro, una larga barba, y su rostro estaba lleno de arrugas. Sus cejas gruesas y tupidas estaban actualmente fruncidas en una mueca mientras miraba a Waylan, que estaba de pie en el medio del salón. Cuanto más miraba a Waylan, más oscuro se volvía su rostro. Levantando su mano, apuntó hacia él y miró hacia los otros enanos sentados en la mesa.
—¡Por su incompetencia ahora tenemos una gran responsabilidad sobre nuestras espaldas. De hecho, ¡puede que muy bien hayamos perdido la guerra!
Escupía saliva de su boca mientras hablaba. Todos en el salón podían sentir el enojo en la voz del enano mientras hablaba. Reclinándose hacia atrás, lanzó una mirada desdeñosa hacia Waylan.
—¡Ya estoy siendo lo suficientemente generoso al no proponer su ejecución!