—Woahhh.
Saliendo del portal, Emma miró la escena que se presentaba ante ella con asombro.
Con una gorra de béisbol blanca junto con una sencilla camiseta y pantalones cortos, la curiosidad de Emma se despertó mientras miraba alrededor del lugar con una mirada emocionada.
—Contén tu emoción.
Saliendo del portal después de ella estaba Melissa. Entrecerrando los ojos y sacándose las gafas, miró fijamente en dirección al sol.
—Si tan solo ese maldito bastardo no me hubiera obligado a venir aquí…
Murmuró en voz alta, obviamente sin ocultar el desagrado en su voz.
Al oír los comentarios de Melissa, Emma se dio la vuelta y preguntó:
—¿Qué tiene de malo venir aquí?
—Preferiría haber pasado mi tiempo terminando mi proyecto.
—¿Y qué tiene de divertido eso? Nunca sales. Mírate, me recuerdas a un vampiro.
Pausando, Emma señaló el sol.
—¡Lo primero que hiciste al salir fue mirar mal al sol!
—Cállate.
Rodando los ojos, Melissa se volvió a poner las gafas.