—¿Me recuerdas?
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Aaron al escuchar esas palabras. Aquellos ojos indiferentes y fríos, mirándolo amenazadoramente desde unos pocos metros de distancia... y ese rostro familiar. Un rostro que pensó que nunca volvería a ver.
—Yo... imposible... —susurró Aaron, señalando en la dirección donde estaba la otra persona. Sus manos temblaban ligeramente. Aún incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo ante él—. ¡Deberías estar muerto! —dijo en voz alta mientras daba un paso atrás—. ¿Cómo es posible? Te vi morir... ¡No puedes estar vivo!
Una mirada enloquecida cruzó por sus ojos al recordar el día del incidente, hace unos tres años cuando usó su habilidad para intercambiarse con él. Lo vio ser engullido por las llamas, debería haber sido imposible que hubiera sobrevivido a ese tipo de impacto. Era imposible.
—¿Por qué debería estar muerto? —Ren inclinó la cabeza hacia un lado, sin moverse de su lugar.