¡TRIIIING! ¡TRIIIING!
Despertar mi mente somnolienta fue el sonido de mi teléfono sonando al lado de mi cama.
Sin moverme, extendí mi mano y toqué el lado de la cama hasta que mi dedo tocó la pantalla del teléfono y la llamada se conectó.
—¿Quién es? —pregunté somnoliento.
—Ren, Jesús Cristo. ¿Cuánto planeas dormir?
La voz de Pequeño Serpiente sonó desde el altavoz del teléfono.
—¿Qué hora es?
En lugar de comprobarlo por mí mismo, opté por preguntar a Pequeño Serpiente.
—Son las 12 del mediodía.
—¿Eh?
Levantando mi cabeza, giré en dirección a mi teléfono.
Acercándome a mi teléfono, miré la hora.
[Miércoles, 12:38 P.M.]
—Oh wow.
Dejándome caer de nuevo en la cama, miré el techo de la habitación. Había dormido bastante.
—Ren, ¿me estás escuchando siquiera?
Haciéndome salir de mis pensamientos estuvo la voz de Pequeño Serpiente. Podía sentir indicios de frustración en ella.
—¿Qué pasa? —pregunté perezosamente.