Click—! Click—! Click!
El sonido del clic del obturador de la cámara resonaba en todo el gran auditorio lleno hasta el tope de gente.
—¿Tiene algo que decir respecto a las acusaciones actuales?
—¿En verdad eres 876?
—¿Por qué incriminaste a Aaron Rhinestone?
—¿Es Aaron inocente?
De pie frente a los asientos había una serie de reporteros que hacían una cantidad interminable de preguntas.
Toda su atención estaba actualmente dirigida hacia el centro de la sala, o, para ser más preciso, hacia mi dirección mientras yo me sentaba detrás de una gran mesa. A unos centímetros de mi boca había un pequeño micrófono.
Sentado junto a mí estaba Douglas.
—Parece que eres bastante popular —bromeó Douglas mientras una pequeña sonrisa colgaba de sus labios.
Mirando brevemente en su dirección, encogí los hombros.
—Supongo que sí.
No había nada que pudiera hacer al respecto.
Mi encanto era así de alto.
Douglas sacudió la cabeza impotente.
—...Nunca cambias.