Lo siento [1]

—¡Clank—!```

Saliendo de la oficina de Donna, lo primero que vi fue a Kevin parado al lado con su teléfono en la mano. Tenía una expresión solitaria en su rostro.

«Te lo merecías», pensé antes de salir.

Justo cuando había dado un par de pasos, Kevin me llamó.

—Ren, espera.

...

Sin decir nada, mis pasos se detuvieron.

—Ren, basta ya de las bromas, necesito hablar contigo.

Al sentir que el tono de Kevin era serio, me di la vuelta.

—¿Qué pasa?

Guardando el teléfono, Kevin miró a su alrededor. Su mirada se fijó en las cámaras del lugar.

—Hmm, no creo que este sea el lugar adecuado para decirlo. De hecho, veámonos el fin de semana, fuera de El Cerradura.

Al ver lo misterioso que estaba siendo, no pude evitar fruncir el ceño. Sin embargo, al final asentí con la cabeza.

—Está bien.

—Gracias.

Bajando la cabeza, Kevin finalmente se dio cuenta de mi mano.

—¿Qué le pasó a tu mano?

—Nada.