Su Yu se rió enigmáticamente. —Es muy simple. Quiero que... ¡uses una espada para castrarte! Solo entonces creeré que no tendrás ningún pensamiento de volver a poner tus manos sobre Xianer.
¿Un eunuco seguiría interesado en una mujer?
¿Usar una espada para castrarme?
¡Esas seis palabras eran como el rugido de un trueno que brillaba intensamente y sacudía la tierra al punto de que el cuerpo entero de Cao Xuan temblaba!
¡Sus sentimientos de amargura y vergüenza que resultaron de ser tomado por tonto por Su Yu se convirtieron en llamas de furia! —¡Su! ¡Yu! ¡No te pases!