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—Si tienes tiempo para matarme, ¿por qué no miras y ves quién ha venido? —La mirada de Su Yu atravesaba el Cielo y se dirigía directamente hacia las nubes. En lo alto del Cielo, una espesa nube blanca se desplegaba con parsimonia. Al observar con atención, se descubría que en medio de la nube blanca había una figura alta y robusta, aunque indistinta. Estaba parado con las manos entrelazadas detrás de su espalda y miraba a la madre Tierra como si fuera un monarca del Cielo y la Tierra.
—Jaja… Interesante —susurró.
La figura alta y robusta desapareció borrosamente. ¡Una sombra apareció de repente frente a Su Yu! Era apuesto y tenía cejas imponentes. También tenía ojos como estrellas brillantes y penetrantes. Era compuesto, generoso, dignificado y poderoso. Tenía el estatus para gobernar un país.