Cuando el joven de cabello púrpura diabólico recuperó sus sentidos, su tez se volvió tan negra como el hígado de un cerdo. Mientras miraba a Su Yu, sintió la misma sensación sofocante que tuvo mientras enfrentaba al Quinto Maestro Santo, como si solo un pensamiento de él pudiera determinar su vida o muerte.
Una intensa desesperación inundó su corazón, ya que no tenía ninguna esperanza de escapar. Incluso el trueno más poderoso y desastroso sería fácilmente sofocado por Su Yu, así que no había nada que pudiera intentar.
Mientras miraba de reojo los cadáveres carbonizados y extremadamente mutilados, el joven de cabello púrpura diabólico sintió que su corazón temblaba. Si esperaba a que Su Yu lo atacara, su destino no sería mejor que el de esos cadáveres.