Las personas en el Abismo del Dragón estaban furiosas porque Xia Jingyu se había atrevido a interferir con la resurrección de Qin Xianer. ¡Ninguno de ellos sabía si la eficacia de la Píldora Cambiante del Destino se vería afectada si pasaba mucho tiempo entre su muerte y el momento en que tomara la píldora!
Muchos temían que, si se demoraba mucho en tomar la píldora, el consumo de la píldora podría volverse inútil para ella. ¡Entonces, Qin Xianer podría seguir muerta para siempre!
—¡Xia Jingyu! —Su Yu gritó en voz baja—. Puedes odiarme, pero ¿por qué necesitas dañar a Xianer? ¡Ella es inocente!
La mirada de Xia Jingyu era fría como el hielo. —¿Inocente? Ella sabe claramente que nos amábamos, ¡pero aun así te arrebató de mí! La muerte de una persona tan egoísta no merece la tristeza de nadie.
Xia Jingyu se sentía como una extraña para Su Yu en ese momento, como si el hombre que estaba frente a ella fuera una persona diferente de la que conocía.