La expresión de Ji Qingyan no cambió mientras sonreía.
—¿Por qué no hablamos en mi oficina otro día? Será una buena oportunidad para que el Presidente Wei conozca más sobre nuestra empresa. —dijo Ji Qingyan con una sonrisa.
—¿Quieres hablar en la oficina? ¿No podemos charlar libremente mientras comemos? —Wei Ziyang dijo con una sonrisa—. ¿No me va a dar Presidente Ji la oportunidad de cenar con usted para discutir un proyecto tan grande?
—Esto...
—No es necesario cenar.
Justo cuando Ji Qingyan estaba dudando, Lin Yi habló.
—¿Quién eres tú? —Wei Ziyang se volvió y vio a un hombre guapo detrás de él, no pudo evitar fruncir el ceño.
—No importa quién soy yo. Lo importante es que ella no tiene tiempo para cenar contigo en un futuro cercano. Es mejor que te deshagas de esa idea lo antes posible. —le recibió Lin Yi.
—Jajaja, si ella no tiene tiempo para cenar conmigo, ¿tiene tiempo para cenar contigo? —preguntó Wei Ziyang con sorna.