—Entonces, ¿ese Koenigsegg es tuyo?
—Así es, el Koenigsegg RS. Gasté más de 30 millones en él. Es suficiente para comprar 60 Audi A6 —dijo Lin Yi con ligereza.
—¡Qué demonios, es un Koenigsegg RS que vale 30 millones!
Zhou Huaijiang y los espectadores quedaron estupefactos.
Era difícil distinguir entre la realidad y las ilusiones en ese momento.
¿Un chico de los recados sacando realmente una llave de un coche Koenigsegg?
¡¿Qué demonios estaba pasando?!
¡Estaba hecho un lío!
—¿Esto cuenta como confianza adecuada?
La cara de Huaijiang alternaba entre el rojo y el blanco, sintiéndose extremadamente avergonzado.
Le habían dado una bofetada.
El repartidor miraba sin parpadear la llave del coche de Lin Yi.
¿Quién diablos era este niño rico encubierto?
—Tú, ya eres tan rico, ¿por qué sigues haciendo recados? —preguntó Zhou Huaijiang, temblando.
—¿No puedo experimentar la vida?
—Sí, puedes...