—¿Por qué me buscas?
—Es así. Tenemos una actuación hoy. Una de mis estudiantes se enfermó repentinamente y no puede venir. No tengo un candidato adecuado, así que quería que vinieras y me ayudaras —dijo Guo Rui educadamente—. Pero no te preocupes. No te haré venir en vano. Puedo pagarte mil dólares la hora. ¿Crees que está bien?
—No me importa el dinero. Iré a buscarte ahora. Haz el pedido.
Para Lin Yi, el dinero no importaba. Lo más importante era una calificación de cinco estrellas.
—¿No ganas tanto como esto, verdad?
—Está bien. Todos somos conocidos. No puedo hacer más dinero de ti.
—Entonces, ¿cómo hago el pedido? ¿Lo podrás obtener si hago el pedido aquí? —dijo Guo Rui con una sonrisa.
Este pequeño maestro seguro tenía una boca dulce.
—¿Dónde estás? Iré a buscarte —dijo Lin Yi—. Haz el pedido cara a cara para asegurarme de obtenerlo.
—Estoy en la escuela. ¿Puedes venir? —preguntó Guo Rui educadamente.