La expresión de Liang Ruoxu se volvió fría cuando sintió que alguien le daba una palmada en el hombro.
Se giró y descubrió que la persona que le había tocado el hombro era el dueño del coche Lykan aquel día.
—¿Qué haces aquí? —Liang Ruoxu se quitó las gafas de sol y la máscara como muestra de cortesía.
—Vine a recoger a alguien.
—¿A recoger a alguien? —Liang Ruoxu miró a Lin Yi—. ¿Vienes a recoger a tu novia? ¿Qué clase de mujer vale que vengas hasta aquí para recogerla?
—¿No puedo estar recogiendo a un hombre? —preguntó Lin Yi.
—Eso es posible, pero tengo la sensación de que es más probable que sea una mujer.
—¿Tú haces lo mismo, vienes a recoger a tu antiguo amante?
—No creo que de tu boca puedan salir palabras normales —dijo Liang Ruoxu—. Vine a recoger a mis amigos, ya que regresan del extranjero.
—Eso está bien. Esperemos juntos, así no me aburro —dijo Lin Yi.
Liang Ruoxu sonrió y no dijo nada. Se puso de nuevo la máscara y las gafas de sol, y parecía una asesina.