La Verdad Es Clara

—¡Tonterías! —la expresión de Ji Qingyan no parecía buena—. Lin Yi nunca haría tal cosa. Solo quieres calumniarlo. No uses trucos tan baratos.

—Presidente Ji, yo, Wang Bing, he sobrevivido en el inframundo durante tantos años. Aunque mis manos están sucias, no usaría métodos tan bajos —dijo Wang Mazi—. Si no me equivoco, las negociaciones en los suburbios han llegado a su fin, ¿verdad? ¿No tienes curiosidad sobre por qué de repente lograste resultados?

Ji Qingyan permaneció en silencio. Las palabras de Wang Bing despertaron su curiosidad.

De hecho, había algo extraño en este asunto, como si se hubiera completado de repente.

—Este es un asunto interno de nuestra empresa. No es algo de lo que debas preocuparte.

—Jejeje…

Wang Mazi sonrió.