El Banquete de Lujo y Hermandad

—Mira lo que dices. No estoy interesado en tu traje de baño, incluso tu ropa interior estaría bien.

—¡Lárgate, lárgate, sinvergüenza! —escupió Liang Ruoxu, luego abrió la puerta del coche y se subió.

—Espera.

—¿Qué quieres?

—El agua caliente realmente ayuda.

—Entendido —dijo Liang Ruoxu coquetamente antes de subirse a su coche y marcharse.

Lin Yi no se quedó mucho tiempo. Subió a su coche y llamó a Qin Han.

—Invita al Viejo Liang y al Viejo Gao. Los invitaré a comer. Tengo algo que discutir con ustedes.

—Eso está bien. Vamos a la tienda de barbacoa que tengo. ¿Cuándo vienes?

—Estaré ahí enseguida.

—Vale, llevaré al Viejo Liang y al Viejo Gao. Nos encontrarás en la habitación 308.

—De acuerdo.

Los dos charlaron un rato antes de que Lin Yi colgara y condujera hacia la tienda de barbacoa de Qin Han.

En el camino, Lin Yi calculó los fondos que tenía en sus manos.

Debido a que había integrado todas las demás empresas, podía sacar casi 20 mil millones de yuanes en liquidez.