—¡Para ya! —Ri se deslizó fuera de la gran cama, esquivando las malvadas manos de Dyon.
Se habían despertado relativamente tarde esa mañana y Ri quería ponerse en marcha. Nunca había estado en Ciudad Arena antes, y lo que es más importante, aún no había tenido una cita real con Dyon.
Dyon le había contado que el Tío Acacia había venido a verla y se había llevado a Pequeña Lyla y Zaire con él. Además, Delia había insistido en irse a entrenar sola antes del Torneo Mundial, así que ahora, solo estaban ellos dos. Todos los demás estaban en otro lugar de Ciudad Arena, o habían vuelto al Reino Elvin para recuperarse.
Pero, porque Ri había dicho que se sentía adolorida esa mañana, Dyon había usado eso como excusa para usar su aurora para curarla. Pero, en una manera típicamente pervertida, casi se había pasado de cariñoso.
Dyon soltó una carcajada para sí mismo. —Está bien. Salgamos hoy.