Ri se movió en su sueño, su nariz temblaba al inhalar un aroma familiar.
La confusión llenaba sus sentidos mientras intentaba abrir los ojos sin ningún éxito real. Su visión estaba borrosa, pero podía sentir una suavidad almohadillada a su alrededor, aunque su cara estaba sobre algo duro, aunque elástico.
Ri deslizó su mano a lo largo de lo que yacía, tratando de averiguar por qué sus dedos seguían hundiendo y saliendo de trincheras duras. Finalmente, su mano alcanzó suficiente altura como para caer sobre algo húmedo, haciéndola sobresaltarse por completo.
—Eres bastante manitas en tu sueño —se rió Dyon secando su boca de donde habían estado los dedos de Ri.