¿Qué pasaría?

Ri yacía en el césped junto a Dyon, su cabeza sobre su pecho y su mente acelerada.

El sentimiento que Dyon le daba ahora era completamente diferente. No había nada cómodo en el latido de su corazón – no era constante. Estaba en tensión y sonaba nada parecido al calmo y resonante latido que solía ser.

Aún peor, su carne estaba demasiado fría al tacto… Se sentía como acostarse en una mesa metálica cubierta de carne. A pesar de ello, Ri continuaba acostada allí, encontrando este lugar más acogedor que cualquier otro en el mundo.

—Algo que tú sabes que Alidor no… —dijo suavemente Ri.

Alidor había salido hace solo unos momentos, de hecho, no habían pasado ni cinco minutos.

De repente, Ri pensó en algo que la hizo levantarse de un salto. Dyon se rió en silencio ante esta reacción. «Ya era hora… Tendré que castigarte después de que me cure». Sin embargo, para cuando Dyon terminó de pensar esto, Ri ya había desaparecido con un solo objetivo en mente.