Guantelete

Las venas en la frente de Femi se hincharon. No podía creer que Dyon todavía se atreviera a hablarle de esta manera. No había lugar para esconderse, no había lugar para fingir y definitivamente no había lugar para evitar la verdad más. Femi creía que lo aplastaría aquí y ahora.

—Guanteletes de Geb —Femi rugió—. Furia del Santo.

Sus puños chocaron entre sí mientras el temblor de la tierra bajo sus pies aumentaba a 100 veces. Una luz cegadora emanaba de sus puños, enviando chispas volando alrededor de la arena mientras la multitud miraba con atención absorta.