En la Tierra, la situación empeoraba continuamente.
Tal como se temía, las capacidades adaptativas de la voluntad de los cristales rojos no debían subestimarse. En pocos momentos, el ataque combinado de la familia Ingram y Aedre se volvió inútil, sumiendo inmediatamente a las fuerzas atacantes en la desesperación.
La familia Ragnor continuaba aprovechando la situación, atacando sin compasión y haciendo pleno uso de los cristales rojos; algunos incluso comenzaron a cubrir sus armas con el material, lo que llevó a una mayor propagación del mismo.
En este punto, Thor había dejado de atacar. Se encontraba entre los 'protectores', mirando la situación con una expresión inexpresiva, pero en sus ojos, el destello de disgusto era claramente evidente.