Oscuridad

El aura opresiva del Anciano Daiyu hervía. Tenía un solo objetivo: la destrucción.

La marioneta de Dyon había perdido hace tiempo su conexión con su maestro, pero podía seguir órdenes simples y lógicas. Entendía que Dyon era su maestro y, por lo tanto, entendía que tenía la obligación de protegerlo.

En un movimiento rápido, la marioneta levantó a Dyon de su enorme cabeza y lo acomodó en un bolsillo entre su mano y el pecho, enfrentándose al venidero Anciano Daiyu con una sola espada en su mano libre.

—Anciano Daiyu, mantén la calma. Si lo matas, no habrá esperanza para ninguno de nosotros. El ceño del Patriarca Ragnor se profundizó. Con todos sus años de experiencia en cultivo, ¿cómo podría no sentir la interminable intención asesina que emanaba del Anciano Daiyu? ¡No tenía intención de someter a Dyon, quería su muerte!