Dyon no se molestó en dejar que Dravil decidiera si le creía o no. En un abrir y cerrar de ojos, apareció una llave de oro brillante con patrones intrincados. Flotó en el aire antes de girar hasta estar horizontal. Luego, aparentemente giró como si estuviera abriendo una puerta invisible.
Así, se abrió un portal al portal del Planeta Deimos. ¿Cómo no iba Dravil a reconocer la Torre Deimos?
Con un simple paso a través del portal, Thadius demostró el punto de Dyon sin quitar jamás su alabarda de la garganta de Dravil.
Reinó el silencio. Para todos era claro en este punto que Dyon no estaba fanfarroneando. Si los Uidah atacaban desde cualquier portal, sufrirían horriblemente…
Después de un momento, Dravil finalmente se recuperó lo suficiente como para hablar.
—No tengo mucho poder —Dravil quería decir que no tenía tanto poder como Dyon pensaba, pero decidió elegir sus palabras con más cuidado. Ya estaba cansado de subestimar a este oponente.