Jerald esperó medio minuto antes de poner su mano en la cabeza del Duque Torrente. Intentó leer su mente, y tuvo éxito. Durante los siguientes cinco minutos, Jerald solo permaneció en silencio con su mano en la cabeza del Duque Torrente. Luego, la retiró. —Me has ofrecido información valiosa —dijo Jerald fríamente.
Entonces, algo apareció en sus manos. ¡Era la lanza de Jorge! Jerald colocó la lanza en la cabeza del Duque Torrente mientras lágrimas corrían por los costados de su cabeza. Sabía que iba a morir. ¡No quería morir! Pero, al menos…
—No necesitas preocuparte —dijo Jerald—. Tus seres queridos pronto se unirán a ti.
En ese momento, los ojos del Duque Torrente se abrieron de horror. ¡CRACK! La lanza atravesó su cabeza, matándola instantáneamente. Shang soltó el cuello del cadáver y su cabeza giró hacia Jerald.
—Mentí —dijo Jerald con un suspiro—. No planeo hacer nada a sus seres queridos. Solo quería que sus últimos pensamientos fueran lo más horribles posible.