—De todos modos, la razón por la que no puedo quedarme aquí y trabajar para ti es porque ya soy un Aventurero. Simplemente no tendré tiempo —dijo Leo.
—Si es solo eso, puedes ser un Aventurero mientras trabajas para mí —dijo Lia.
—Lo sé, pero simplemente no será lo mismo… Me importa mi libertad por encima de todo. No me gusta estar restringido, incluso si es solo una sensación. Además, tengo otras cosas que quiero hacer. Tal vez en el futuro cambie de opinión y venga a trabajar para ti… Si estás dispuesta a aceptarme en ese momento.
Lia cerró los ojos y se quedó en silencio durante los siguientes momentos.
Aún con los ojos cerrados, preguntó, —¿Realmente no hay forma de que pueda hacer que te quedes conmigo?
—Lo siento… —Leo se preparó mentalmente por si Lia de repente decidía apuñalarlo con su daga negra.