—Entonces esta es la entrada al Laberinto Ancestral, ¿eh? No podría haber imaginado nunca que habría un Laberinto dentro de nuestra academia, ni que la entrada a este Laberinto estuviese dentro de la Capilla —murmuró Leo con voz aturdida al ver la enorme entrada del Laberinto que estaba oculta al final del edificio.
Y a diferencia de los Laberintos normales, esta entrada estaba velada en una luz cálida, emitiendo un aura de otro mundo.
Tras esperar en la fila durante unas dos horas, Leo y su equipo finalmente llegaron al frente de la fila, donde recibieron sus tres piezas de equipamiento.