El Primer Día

Julio se levantó y los saludó. Sin embargo, era evidente que estaba bastante cansado.

—Oye, así que tú también ya llegaste hasta aquí. Parece que estar entre los primeros cinco mil no será un problema para ti.

Rean lo saludó de vuelta también.

—Por lo que parece, olvídate de los cinco mil. Me impresionaré si al menos la mitad llega hasta el final.

Rean tenía razón. La mayoría de los niños no tenían la fortaleza mental para correr sin el apoyo de su Energía Espiritual. En los primeros 50 km, más de tres mil ya se habían rendido. Ni hablar de los 300 km completos.

Roan no perdió tiempo y de inmediato agarró la comida disponible para todos.

—Dejen de perder el tiempo y coman, nos vamos en treinta minutos.