¡No le tengas piedad!

Casi dos meses habían pasado desde que Berengar concluyó sus asuntos con los Bizantinos, y desde entonces, otro envío de seda había llegado a Kufstein como prometido. Durante este periodo, los demás mercaderes ansiosos por conseguir algo del acero de Berengar habían hecho su viaje de ida y vuelta con suficiente plata para convertir a Berengar en un hombre aún más rico.

Sin embargo, la parte más importante de lo que había sucedido durante este tiempo fue el progreso de la Orden Teutónica al cruzar Baviera. Pronto alcanzarían los Alpes bávaros, donde entrarían en Tirol, y Berengar planeaba tenderles una trampa dentro de los estrechos pasajes de la imponente cordillera.