Mientras la galera atracaba en la ciudad de Győr, Honoria ayudó en las labores de amarre mientras ataba la nave al muelle. Al hacerlo, sintió una gran sensación de logro. Era una tarea simple y mundana, pero era la primera vez que hacía algo así.
La bonita sonrisa en su rostro mientras ayudaba a la tripulación a atracar el barco trajo una atmósfera de optimismo y felicidad a las personas a bordo de la embarcación, algo que no habían sentido en mucho tiempo. Después de atracar en la ciudad, Agnellus se acercó a Honoria y le dio instrucciones.
—Esta vez, asegúrate de quedarte a mi lado. No quiero que se repita lo que ocurrió mientras estábamos en Valaquia.
La sonrisa de Honoria se desvaneció, y asintió con una expresión solemne. Después de hacer esto, siguió a Agnellus hacia la ciudad. Heraclio volaba nuevamente por encima, protegiendo a la joven. Esta vez, el águila tomó nota mental de no perseguir presas mientras la princesa deambulaba por ahí.