Batalla de entrenamiento Parte I

En una colina con vistas a la Ciudad de Milán y sus límites había dos hombres de apariencia bastante llamativa. Ambos hombres vestían de manera regia con los colores de sus casas. A la izquierda no era otro que el Rey de Austria, Berengar von Kufstein. Como de costumbre, tenía el pelo dorado peinado hacia atrás de manera elegante, acorde a su apuesto aspecto. La única distracción de su figura por lo demás impresionante era la cicatriz sobre su ojo derecho, que estaba ocultada por un rico parche en el ojo de cuero negro, que tenía una cruz de hierro dorada incrustada en su centro. Su atuendo real estándar negro y dorado mostraba la riqueza y el poder de su Dinastía Real mientras descansaba su mano sobre su sable de caballería de Acero de Damasco, cuyo nudo de espada dorado colgaba con gracia de su empuñadura.