Una noche infernal

Berengar se sentó en la playa y miró hacia la distancia con una sonrisa amarga en su rostro. Habían pasado semanas desde que él y sus chicas habían llegado por primera vez a esta isla privada, y se podría decir que era la mejor vacación que había experimentado. No es que hubiera experimentado muchas, ya que la mayoría de sus llamadas vacaciones en su vida pasada eran simplemente quedarse en casa y entretenerse con algún tipo de medios.

Aún así, sabía que los días que podría pasar solo y aislado con solo sus amantes por compañía estaban llegando a su fin. Mañana, tendría que regresar al Imperio y vivir una vida llena de guerra y despiadada política en la corte. Un hondo suspiro escapó de sus labios mientras bebía de su daiquiri de coco y contemplaba el sol poniente.