El eco de los cañones llenaba el aire sobre la Capital del Reino de España, no había pasado ni una semana desde que la alianza Germano-Granadina había comenzado su invasión sobre el Reino ibérico, y sin embargo, los aliados ya estaban en la capital de su enemigo.
Si no fuera por las acciones insensatas del Monarca Español, un avance tan rápido no habría sido posible. Después de todo, el Rey Felipe había entrado apresuradamente en las minas de salitre con la mayoría de su ejército. Al hacerlo, cayó directamente en una trampa que había logrado matarlo a él y a sus fuerzas.