ÉPICO III

Había una sensación de desolación en el aire.

Los mercenarios de rango S se movían por el campo de batalla evitando manchas mortales de verde que estaban esparcidas por doquier. Uno se quedó cerca de un charco de pus burbujeante unos segundos, solo para sentir cómo sus miembros empezaban a perder fuerza al ser envenenado.

—¡Encuentren al atacante!

—¡Refuercen al comandante!

De vez en cuando se oían gritos mientras las figuras se movían por el campo de batalla envenenado. Tenían lo que podría considerarse una gran fuerza, y sin embargo, tenían que evadir el veneno que esta bestia liberaba con lo mejor de sus habilidades solo para seguir vivos. Más y más caían mientras intentaban reforzar a su Comandante que seguía siendo inundado con ataques constantes y letales.