—No sentía ninguna lástima por el hermano mayor que conspiró con el Rey Demonio, ya que estaba podrido mucho antes de caer bajo la influencia de la mágica ilusión del demonio. Ahora estaba encarcelado, sin nada a su nombre mientras su destino se mantenía en el aire. Adelaida tenía una expresión fría mientras hablaba de él, aparentemente sin importarle lo más mínimo si vivía o moría.
—Había demasiadas personas incompetentes en posiciones de poder. Con los milagros que sigues haciendo realidad, hay innumerables posibilidades de avanzar —Adelaida se volvía más y más directa a medida que pasaba el tiempo, y continuaba hablando sobre el enorme proyecto que quería emprender.